domingo, 12 de octubre de 2008

LOS GATOS CUANTICOS.



(a Frederick Pohl)

Doble gato en la oscuridad,

Quédate quieto gato negro y de colores,

De un gato invisible existen dos gatos reales,

Para el gato el tiempo escapa de la preparada caja.


Gato burlón dime tu secreto,

Se bien que puedes hablar

Doble gato de la doble realidad

Doble realidad para el negro gato.


Doble gato en la oscuridad

Silencioso gato rayado y rojo,

De dos gatos divididos surge uno,

Hermoso gato blanco maúlla alegre de estar vivo.

“La Locura, el Amor y otras Enfermedades”.2008.


UN RATO CON LOS GATOS LIETRARIOS

Comencé a hacer éste ensayo por dos amigos que publican la boruca. Les había mandado por Internet el poema que titulé Los Gatos Cuánticos y que dediqué a Frederik Pohl. Pocos días después estos amigos me remitieron a escribir una explicación del poema porque les había gustado, pero querían saber lo que yo quería decir a través de el poema (a pesar de que un poema es distinto en significado para cada lector o incluso para cada lectura y relectura que un mismo lector hace), entonces comencé y me di cuenta que en realidad la idea de ese poema la tenía por un conjunto de lecturas que había realizado hace varios años. Hay cinco obras en las que me basé para recrear la imagen del poema. La primera es Alicia en el país de las maravillas de Caroll; la segunda La llegada de los gatos cuánticos; la tercera yo robot de Asimov; la cuarta el fin de la evolución de Robert Arthur; y de la revista sangre y cenizas, una breve explicación de un experimento qué en 1935 realizó Edwin Schrödinger, y que Manuel Cristhian Jacome Berrueco refiere en su escrito en dicha revista titulado la muerte y la física cuántica.

De Caroll tome prestado a uno de los personajes más maravillosos que imaginó alguien: El gato burlón de Cheshire que puede desaparecer y reaparecer cuando y donde le venga en gana, una idea de la transgresión del tiempo y el espacio en un estado de locura.
De Frederick Pohl extraje la mayoría de las ideas del poema, en su cuento la llegada de los gatos cuánticos, que encontré en una antología titulada ciencia ficción norteamericana, donde también los gatos quieren trascender al tiempo en que viven y así es como logran conocer que hay una infinidad de vidas y una infinidad de tiempos.

En el libro de yo robot de Isaac Asimov en su último cuento, un robot, el robot más complejo creado por el ser humano logra sobrepasar la misma capacidad humana, logra construir una máquina que el hombre no había podido construir: una nave espacial que le permitiera al ser humano viajar a la velocidad de la luz. Para tales fines, la máquina contempla un problema y le da solución: los hombres que van a bordo de la nave tienen que morir durante un tiempo, el tiempo en que la nave llega a la velocidad de la luz.
En el fin de la evolución de Robert Arthur se contempla una cuestión que según la ciencia moderna ya puede ser contestada: ¿tiene inicio el tiempo?, y por ende ¿tiene fin?

Para explicar el poema hay que entender que hay cambios superpuestos de tiempo y de espacio, las personas no lo comprendemos porque hemos aprendido a vivir con y en un concepto de tiempo lineal y en un espacio de máximo tres dimensiones. En el experimento de física cuántica de Edwin Schrödinger nos habla de “la superposición de estados…. Dentro de una caja se coloca un gato, una fuente radioactiva, un detector, un martillo y un frasco de veneno. Hay dos sucesos posibles, que el gato muera si el veneno es liberado si en principio se libera una partícula radiactiva, activando el detector, que hace que el martillo caiga y que rompa el frasco de veneno; pero también el gato puede que viva si no se libera dicha partícula radioactiva. Sin embargo, para la física cuántica el gato no solamente puede o no morir, sino que los dos sucesos no son meras posibilidades, que ambos son reales y nosotros sólo sabemos que el gato muere, pero existe otra realidad donde el gato vive.

David H. P. Galván

No hay comentarios: