domingo, 12 de octubre de 2008

SOBRE LA REFORMA UNIVERSITARIA Parte II




En el contexto de una reforma universitaria es urgente estar informados; de tal forma, un grupo de compañeros consejeros universitarios y estudiantes procedentes de las facultades de Economía, Filosofía y Letras y FES Acatlán -quiénes con una posición crítica a las decisiones antidemocráticas tomadas en el seno de las altas esferas burocráticas de poder de la UNAM- han realizado un esfuerzo por recabar los puntos esenciales de tal Reforma, la cual, se ha venido llevando a cabo desde el término de la huelga de
1999.

Dicha Reforma constituye un proceso que carece de una participación real de la comunidad en su conjunto. A continuación se ha tratado de resumir las implicaciones que conlleva esta reforma universitaria que en esencia, es un intento de las autoridades universitarias por formalizar los procesos de modificación (tecnificación) de planes de estudio -ya operantes en la mayoría de las facultades- orientados por los valores del sistema económico capitalista (ubicado en su fase más agresiva; el neoliberalismo). Dichos valores que someten las ciencias sociales a la técnica, han sido guiados por los criterios empresariales (los cuáles son sumamente cuestionables en términos de beneficio social). Dichos criterios son; la competitividad, la productividad, la eficiencia y la calidad.
Tales objetivos han sido planteados en reiteradas ocasiones por el Rector Narro Robles, quién se empeña en utilizar criterios de evaluación mercantil para delimitar el rumbo del conocimiento científico. Esta reforma es argumentada por Narro Robles, como un mecanismo que buscará reducir las altas tasas de desempleo a las que se enfrentan los jóvenes al salir de la Universidad , sin embargo, dicho argumento tan sólo muestra el desconocimiento de la tecnocracia Institucional que dirige la UNAM acerca de la dinámica económica mundial, ya que el desempleo no es resultado de la falta de productividad de nuestros profesionistas, sino más bien, la desocupación laboral forzada es resultado de un proceso de recesión económica Mundial que tiene su origen en la progresiva concentración de la riqueza en una minoría. Lo que explica los bajos niveles salariales y la eliminación de derechos sociales. A esto habría que añadir la crisis mundial de los energéticos y su consecuente fluctuación de precios que impactan en el -ya de por sí- bajo poder adquisitivo de nuestra moneda, lo que provoca un permanente estado de volatilidad económica.
La cereza del pastel la constituyen los altos niveles de corrupción gubernamental (malversación de fondos ocasionada por la falta de transparencia en términos del presupuesto público), el mantenimiento de una clase política costosa e ineficiente y los altos beneficios fiscales a las empresas trasnacionales, las cuáles reenvían las ganancias generadas en territorio nacional a sus países de origen, quedándose sólo una pequeña parte de esta riqueza producida, en forma de salarios bajos; todo lo anterior, tan sólo por mencionar algunas causas. Entonces, es absurdo decir que la situación deplorable de la economía nacional es resultado de la falta de competitividad y calidad de nuestros egresados, un mínimo análisis histórico dará muestra que el sistema económico mundial no está hecho para generar beneficios sociales, sino más bien, su objetivo es perpetuar la desigualdad económica estructural.

¿Existe una alternativa?

Los estudiantes no nos hemos limitado a demandar soluciones a las autoridades universitarias, a lo largo de los años y en medio de varios conflictos hemos perfilado importantes propuestas.
De inicio consideramos que la demanda de realizar un Congreso Universitario independiente de las estructuras de gobierno de la UNAM sigue siendo vigente. En el mismo sentido estamos convencidos de que para asegurar que se construya un espacio democrático e incluyente debe de ser la comunidad universitaria y no las autoridades las que organicen el Congreso Universitario, definan la agenda de discusión, determinen los mecanismos de toma de acuerdos y vigilen su cumplimiento.
Las autoridades por su parte se empeñan en que la reforma de la universidad se lleve a cabo dentro de los órganos de gobierno en los que los estudiantes hemos conquistado espacios aunque estos son aún insuficientes. Específicamente proponen que se desarrolle dentro de la que se llamaría Comisión Especial para la Reforma Universitaria.
La CERU separa de los académicos a la figura de profesores Eméritos, caracterizándolos como sectores diferentes cuando no lo son. Con ello rompe el criterio de paridad entre profesores y alumnos.
Considera como un sector a la figura de los Egresados que, a nuestro parecer, no es una figura activa ni responsable ante la universidad; a diferencia de los académicos, los alumnos y los trabajadores. La figura de autoridades no es un sector en sí mismo, ya que son autoridades de la Universidad tanto académicos, alumnos y trabajadores. Por lo anterior, proponemos que los directores, representantes de rectoría y de difusión participen a través de sus diferentes sectores.

CONSEJEROS UNIVERSITARIOS EN RESISTENCIA.

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